lunes, agosto 14, 2006

Perseidas

Bruno Marcos
Salgo al balcón, dicen que en esta noche se avistarán lluvias de estrellas. En el de la calle no veo nada, un azul plano y sombrío en el que reverberan kilómetros de farolas. Me asomo al del patio y en él sí hay estrellas, pero están fijas, como colgadas en un confín remoto e inalterable, un poco absurdas y un poco eternas. Me gusta que no se muevan. Parece que sostuvieran este presente que se sueña eterno. A pocos metros Darío duerme sin saber que hay un universo entero inexpugnable. Huele bien, es suave, blando, emana calor y llora porque tiene hambre. No queremos pensar en que el sexo es una cosa metafísica pero ahí está él como producto, respira, sueña con leche bajo la Vía Láctea.
Las estrellas fugaces como las Perseidas son en realidad pequeñas partículas de polvo cósmico de diversos tamaños -algunas más pequeñas que un grano de arena- desprendidas de algún cometa que lleva cientos de años desintegrándose. El nombre de Perseidas viene de Perseo porque parecen provenir de esta constelación, aunque son fenómenos que tienen lugar en las capas altas de la atmósfera y no se sabe con certeza su origen. Al rozar la atmósfera dejan un trazo luminoso.
A veces uno piensa que los astrónomos nos toman el pelo, que dicen esas cosas para impresionarnos y que seguramente no saben nada, que son personas con un gran imaginación.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Los astrónomos son personas que miden. Miden estelas, rastros de estrellas, diámetros de cometas, la temperatura del vacío...
Los cuentos quedan para los padres.

agosto 14, 2006 9:58 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

o personas que codifican para las máquinas de guerra y no les dejan llevar lápiz

agosto 24, 2006 5:02 p. m.  

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